Por J Omar Tejeiro R.
Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían. 1Sa 13:22
La improvisación es lo opuesto a la planeación y es la reacción obligada a los malos resultados en las tareas asignadas. Es como abrir un hueco para tapar otro o como reemplazar a un empleado enfermo por un moribundo. No es que la improvisación sea en si mala o inútil, lo que sucede es que no podemos vivir diez, veinte o cincuenta años, improvisando porque de seguro morderemos el polvo de la derrota.
Dios no dejó nada al azar, no improvisó nada en relación a su obra, planeó desde la eternidad y como el Arquitecto perfecto, colocó cada cosa en su lugar. El planeó el éxito mientras nosotros improvisamos el fracaso. Muchos consideran la planeación como un asunto carente de espiritualidad y una falta de dependencia de Dios, pero están equivocados. Dios es un Dios de orden. 1ª de Corintios 14:40; Éxodo 39:37
Planear es trazar un objetivo claro, para alcanzar aquello que deseamos. Es fijar una meta o destino. Improvisar es edificar algo temporalmente de corta duración, construir soluciones no definitivas y que resuelven casos de emergencia. La improvisación puede ser útil para dar soluciones inmediatas a un problema o para enfrentar una situación inesperada, pero no sirve para la organización porque es incompatible y opuesta a la planeación.
La planeación es necesaria en la vida de todo ser humano, en la familia, en las empresas u organizaciones de toda índole. Es benéfica porque forma parte de la organización del individuo, es preventiva porque contiene la visión que dirige a la persona. Es selectiva porque sabe elegir lo mejor de sus herramientas humanas y físicas para construir el edificio o la casa o el sueño que se desea. Es espiritual porque habla el lenguaje de la fe, pues tiene certeza de las cosas que espera y convicción de lo que no ve. Se dice que en el día de la batalla solo Saúl y Jonatán tenían espadas en sus manos, pero el ejército de Israel estaba desarmado, como líder Saúl no educó a su pueblo ni lo preparó militarmente, esa era la razón de aquella situación vergonzosa.
Planear también es educar, instruir, entrenar y formar a otros que tengan la habilidad de conducir al pueblo a la victoria. El aprendizaje no le gusta a muchos cuando se carece de humildad pero el discipulado tiene este ingrediente, aprender de Cristo que es manso y humilde, Mateo 11:29. Las personas que no planean a menudo son autónomas, independientes y arrogantes, porque piensan que nadie sabe, ni puede, ni hace todo lo que ellos hacen. No pueden confiar en otros, no tienen paciencia para enseñar e instruir a otros, no saben oír las opiniones de otros y no admiten fallas mínimas a nadie porque son perfeccionistas consuetudinarios, esa es la razón por la cual los que desean trabajar con ellos los abandonan porque los hacen sentir inferiores e inútiles. Finalmente terminarán solos luchando contra sí mismos. Definitivamente quien falla en planear, planea para fallar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba aquí sus comentarios, serán borrados las opiniones que usen un lenguaje inapropiado y vulgar.